lunes, 30 de enero de 2012

Destituido un cura por invertir dinero de la parroquia en Nueva Rumasa

Jordi Castellet, destinado en Sant Hipòlit de Voltregà, reconoce que la operación era "arriesgada"
El párroco justifica la inversión por las obras de reforma en las iglesias de su zona eclesiástica




Emular el milagro de los panes y los peces no está al alcance de cualquiera, por mucho conocimiento de la Biblia que se tenga. Embarcarse en una operación financiera de riesgo le ha costado la parroquia a Jordi Castellet, el cura de Sant Hipòlit de Voltregà (Osona). Según ha avanzado el El 9 Nou, Castellet invirtió 200.000 euros, parte de ellos de la parroquia, en una empresa del grupo Nueva Rumasa. El conglomerado de empresas de José María Ruiz-Mateos presentó un concurso de acreedores y admite deber 3.000 millones a sus inversores. Uno de ellos era la parroquia de Castellet, que confió su dinero a pagarés de Nueva Rumasa pese a las múltiples advertencias de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que avisó hasta siete veces de la falta de supervisión de las emisiones de Nueva Rumasa.

Castellet hizo las operaciones sin el permiso del obispado, que ha decidido apartarle de su parroquia. Oficiará su última misa en Sant Hipòlit de Voltregà este domingo, día 5. En una larga carta a los feligreses escrita en su blog, Castellet pide disculpas por haberse embarcado en una operación "fallida y demasiado arriesgada". El rector se defiende recordando que ha invertido 1,3 millones de euros en reformar las iglesias de su zona eclesiástica, pero reconoce el error en la operación. "Es el motivo principal por el cual el señor obispo ha decidido que un servidor se despida, finalmente, de Voltregà. De todas maneras, los industriales cobrarán la totalidad de las facturas cuando el obispado abone la subvención que nos había prometido, y la deuda restante será asumible". Y concluye que, para devolver el dinero, hay que confiar en la ayuda divina: "Dios dirá".

"Seguro que no todo lo he hecho bien y pido disculpas y mil perdones cuando alguien se haya podido sentir mal a mi lado, en un compromiso o en una situación difícil de explicar. Mi carácter a veces me ayuda y otras me ha traicionado. Soy consciente de ello", se despide Castellet. El obispado no ha decidido todavía qué destino reservará al cura inversor, que asegura que no se quedará en el pueblo para "no ser un estorbo ni hacerle sombra al rector que el obispo designe". El párroco se plantea dedicar su tiempo al estudio para doctorarse en Teología. "Una parada en medio de la vida que Dios nos da", resume Castellet.

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