martes, 10 de julio de 2012 0 comentarios

¿Por qué América Latina no crece como Asia?

Asia crece a un ritmo vertiginoso desde los 80. América Latina lo hace a paso de tortuga. Un especialista en economía comparada explica a BBC por qué la región no puede reproducir el milagro asiático.



En 1980 la producción manufacturera anual brasileña era mayor que la de Tailandia, Malasia, Corea del Sur, India y China combinadas. En 2010, representaba un 10% en comparación con esos países. Una comparación sistemática de los países de América Latina con los de Asia da un resultado similar en las últimas tres décadas.

En el marco de la actual crisis mundial no es un dato secundario. ¿Cuestión cultural, histórica, de política económica o deficiente gestión? BBC Mundo dialogó con el académico de la Universidad de Cambridge Gabriel Palma, especialista en economía comparada, para intentar dilucidarlo.

En sus estudios los datos son concluyentes. El crecimiento económico de Asia ha sido sostenido en las últimas tres décadas. En el mejor de los casos, los países de América Latina crecen unos años y se desinflan: no pueden sostener ese crecimiento. ¿Por qué?

Si uno mira de la década del 80 a hoy día los países de crecimiento tradicional de Asia –Corea, Singapur, Malasia, Tailandia– han crecido un promedio de un 7% mientras que los de crecimiento nuevo –China, India, Vietnam– han crecido a un 9%. En comparación América Latina ha crecido a un 3 por ciento en este mismo período.

No es que los países de América Latina no puedan crecer. Lo han hecho. Argentina y Chile en los 90, Brasil y México en los 60 y 70, Perú en los 90, por nombrar algunos casos, han tenido tasas de crecimiento asiáticas.

La diferencia es que no las han sostenido en el tiempo. Diría que hay tres razones que explican esto.

La primera es la tasa de inversión privada que es un 30% del PIB en Asia: en América Latina es la mitad. El resultado es que la inversión por trabajador ocupado en la economía de Brasil es hoy menor que en el 80 mientras que en la India es 8 veces mayor y en China 12 veces mayor. El segundo punto es la política económica que en Asia es claramente keynesiana con tasas de cambio competitivas y tasas de interés bajas y estables.

La reforma económica en Asia, es decir la liberalización del comercio, la apertura financiera, fue pragmática, lenta, selectiva. En India la reforma se lanzó en los 80, pero la primera disminución de los aranceles de importación fue en el 87 y la primera apertura financiera en el 93.

Esto le dio tiempo a los agentes económicos para adaptarse a los cambios. En América Latina la reforma se adoptó como religión. Se hizo todo de la noche a la mañana. En dos o tres años estaban todas las reformas implementadas. El resultado fue un tremendo desbarajuste.

¿Pragmatismo asiático contra fundamentalismo latinoamericano, entonces? Algo más cultural e histórico que económico.

Hoy en día hay dos tipos de capitalismo. El angloibérico que aplicó todas las reformas religiosamente y el asiático que tiene una tradición pragmática que no se deslumbra con ideologías nuevas. Viajo con frecuencia a Asia y siempre he encontrado un claro escepticismo hacia el mesianismo de algunas fórmulas occidentales como la del Consenso de Washington y el neoliberalismo.

Esta actitud tiene un impacto muy claro en la política económica. Por ejemplo, la intervención en la fijación del tipo de cambio. Eso es fundamental para ellos. Mientras que en América Latina se acepta el fundamentalismo de que el mercado sabe más y se deja el tipo de cambio a merced de la oferta y la demanda con los resultados desastrosos que ha habido.

A pesar de este diagnóstico, según la CEPAL, América Latina ha crecido en esta primera década de este siglo bastante sostenidamente. ¿Hay un aprendizaje?

Esto se vincula al tercer factor que nos diferencia de Asia. En América Latina tenemos un espejismo con el mundo de las finanzas. En los años previos a la crisis, del 2002 al 2007, América Latina creció del 4 al 4,5% , pero el valor de los activos financieros –las bolsas de comercios, los bonos públicos y privados y los activos bancarios– crecieron más del 30% por año, es decir, cinco o seis veces más que el Producto.

Todo el mundo creía que eso era sostenible. Es el mismo espejismo que vivió el mundo desarrollado occidental: creer que las finanzas pueden crecer independientes de lo que pase con la inversión, la productividad y el cambio tecnológico, es decir, con la economía real.

Daría la impresión que lo cultural es importante también acá. El escepticismo y la independencia de juicio asiática debe responder en parte al hecho de que son ideas del lejano Occidente. América Latina pertenece a ese Occidente.

Mis amigos asiáticos tienden a minimizar lo cultural. Yo creo que es importante, pero también pienso que hay otros factores más relevantes. En mi opinión este predominio de las finanzas tiene que ver con los grupos dominantes.

En Corea los grupos dominantes son las empresas productivas. En América Latina la élite está vinculada a las finanzas y es rentista, es decir, prefiere lo financiero a tomar riesgos en lo real. En América Latina tenemos la rentabilidad financiera más alta del mundo, dos y tres veces más alta que en otras partes.

Esto es gracias a una política económica que ha sido fundamental en la desindustrialización de América Latina, la falta de diversificación económica, la falta de cambio tecnológico. América Latina abandonó su política industrial con la idea de que podía crecer con los productos primarios y las finanzas.

Es lo que se ha visto en los últimos años en Chile o con la euforia que existió durante el gobierno de Lula en Brasil. El tema es que si el precio del cobre en Chile regresa al de los tiempos normales, el déficit de cuenta corriente salta al 15% del PIB.

El contraste histórico es claro. Entre la década del 60 y la del 80, la producción manufacturera de Brasil creció un 9%. Del 80 a hoy en día creció un dos por ciento. En Asia creció de los 60 a hoy al mismo ritmo. La diferencia de crecimiento entre América Latina y Asia es la diferencia de crecimiento de su producción manufacturera.
domingo, 1 de julio de 2012 0 comentarios

Cuatro de las diez mayores navieras tienen ya sede en Vigo con la llegada de Hanjin

El gigante asiático moverá 6.000 contenedores desde Galicia en 2012.


La Ría de Vigo sigue atrayendo a las empresas más importantes del mundo y la crisis no ha sido obstáculo para que otro coloso de los mares desembarque en la ciudad. Con la llegada de la naviera líder de Corea del Sur, la colosal Hanjin Shipping, el puerto vigués puede presumir de dar cobijo a cuatro de las diez compañías más importantes del sector logístico marítimo. Las tres primeras, por este orden Maersk Line, Mediterranean Shipping Company (MSC) y CMA CGM, ya operaban desde Vigo con oficiana propia y la cuarta, Hapag-Lloyd, lo hace a través de un agente local, Marítima Confliset.
Desde este año, la asiática Hanjin ya funciona también con su propia sede en Vigo, que completa las oficinas de las que dispone en Valencia, Barcelona y Algeciras. Juan Ortí, director de Operaciones de la compañía, apuntaba ayer que también trabajan desde Marín con una línea regular que une el puerto pontevedrés con el gaditano.
La naviera Hanjin es actualmente la novena empresa en el ránking de operadoras marítimas dedicadas al transporte de mercancías, según el último informe de 2012 elaborado por la consultora Alphaliner y publicado recientemente. Por detrás de las dos grandes, Maersk y MSC, cuyos niveles de tráfico están muy por encima del resto, se encuentra la francesa CMA CGM y la alemana Hapag-Lloyd. A continuación, con cifras muy similares, se situán Evergreen Line, CSAV (Chile), APL (Estados Unidos), Cosco (China), Hanjin y, cerrando el 'top-ten', otra empresa asiática, CSCL (China).
Boluda, primera española
En lo que se refiere al puerto vigués habría que destacar la presencia de otras dos compañías ubicadas entre las 50 primeras de las estadísticas mundiales, como son la alemana Maritime Carrier Shipping Gmbh & Co (MACS Shipping) y la holandesa WEC Lines, con una expansión notable en España durante los últimos meses. En el ránking de Alphaliner habría que ir hasta el puesto número 90 para encontrarse con la primera naviera de capital español, Boluda Lines, que también está en Vigo a través de Vasco Gallega.
La importancia del sector logístico y del transporte de contenedores para la Autoridad Portuaria de Vigo quedó patente el pasado 10 de mayo cuando arribó al muelle de Guixar el mayor portacontenedores de su historia. El "Maersk Buffalo", de 294 metros de eslora, tranportaba nada menos que 4.500 TEU's.

"La estragegia de Hanjin es apostar por Galicia", dice el director de Operaciones
Han llegado para quedarse. Así se desprende de las palabras de Juan Ortí, director de Operaciones de Hanjin en España. La oficina principal de la empresa surcoreana está ubicada en Valencia y desde allí se han llevado a cabo un proceso de expansión que pasa por Barcelona, Algeciras y, ahora, Vigo y Marín. "La dirección general de la división española está en Valencia desde el año 1997 y nuestra estrategia es apostar por Galicia", afirma. El primer paso fue trabajar en la ciudad a través de
un agente local, pero en apenas un año los resultados y las perspectivas ayudaron a establecerse en Marín, con una línea regular con Algeciras. "Hay otros puertos gallegos interesantes, pero el principal punto de entrada y salida de mercancías pasan por Vigo", añade Ortí. Actualmente, el servicio que prestan en la ciudad enlaza con el norte de Europa a través de Rotterdam. Sus previsiones para el presente ejercicio de 2012 apuntan a un movimiento de 6.000 TEU's (medida de carga para los contenedores) y el plan de negocio ya contemplaba establecerse en Vigo con una oficina propia. "Trabajamos con todo tipo de mercancía contenerizada", explica el director de la compañía.
 
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